Madre, Padre: Oda de despedida

By jhonnyobando - mayo 20, 2020

Sigo con las construcción de textos para llevarlos al audiovisual, retratando las ciudades de forma metafórica en concordancia con lo que cuento. Ahora tengo este, con el cual castearé a tres actores que me representarán y con quien quede, construiré este audiovisual de la serie de poesías audiovisuales que estoy armando. Haré 2 en Guayaquil, 2 en Miami y la última, con la que cerraré, la haré entre Esmeraldas, Guayaquil y Miami.


Les dejo entonces esta oda:


Madre, Padre, salgo nuevamente del nido, esta vez más liviano, con menos peso de cosas materiales y también con menos pesos en el alma. De hecho, solo tengo 4 maletas. Vestuario, material de trabajo, más vestuario y la cuarta es de recuerdos que tienen que salir del corazón, pero no de mi vida. Llegó el momento de volar de nuevo, otro sendero me espera, tal vez me vaya bien, quien sabe. Nunca se sabe. Tal vez ya no vuelva, nunca se sabe, o sí. A tomar el café con ustedes, de nuevo, a presentarles a sus nietos, a quedarnos largas horas conversando, a ver como se pasa la vida; tal vez para quedarnos, quien sabe.

Madre, Padre, dicen que Quito es un buen lugar, pero es muy frío, la última vez que estuve allá no aguanté, me dio tuberculosis y casi muero cuando apenas empezaba a construir mi primer sueño. Madre, Padre, Guayaquil es una buena opción, los 2 meses que viví allá hace un par de años, me acostumbré mucho. La escuela donde empecé los talleres de danza y de actuación, me trajeron buenos amigos, inolvidables, ¿qué habrá sido de ellos?

Pero creo que ya no soy para Ecuador y me voy, mis sueños son más grandes y poderosos que este pequeño espacio, donde algún día volveré, a aportar para que salga adelante, con un poquito del esfuerzo de todos y yo sumaré del mío, pero ahora me tengo que ir, hay mucho que vivir, recorrer. Ríos, montañas, valles, llanuras, playas, amaneceres, más de 7 maravillas, idiomas, culturas, nevados, desiertos, volcanes, en fin, la vida, latiendo.

Madre, Padre, me duele dejarlos otra vez, pero algo me está llamando y creo que esta vez es para siempre, incluso para llevármelos, quien sabe. Me duele, me duele el último retrato de ustedes, afincados a la puerta de casa, con lluvia en sus ojos mientras me alejaba del hogar, del dulce hogar. Madre, tus comidas, que ricas tus comidas y tus salvaciones en la escuela, con las notas y tus salvaciones en el colegio y los permisos a mi padre y tus salvaciones en las enfermedades. 

¡Ay madre! Cuando perdí el año en segundo curso del instituto, en matemáticas ¿recuerdas? estabas moliendo café mientras te lo dije y me abrazaste, nunca fui bueno para las matemáticas, ni ahora ni nunca. Luego se lo dijimos a mi Padre. Padre, nada, pero Padre, todo y Padre. Débil y Padre, rudo y Padre, ausente y Padre, presente y Padre. El robot que me compraste una navidad, recorre conmigo senderos y senderos.

Madre, Padre, no se me duerman temprano, denme un intento más y les prometo la vida.

© 21 de mayo de 2020 | Jhonny Obando

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