- ¿Qué piensan si grabamos un documental, en base a material de archivo? Y que ese material, después de revisarlo, sea el que nos ayude a construir un hilo conductor.
- ¡Que se haga!
Todo empezó en abril o mayo de 2019, ahora no recuerdo con exactitud los meses de inicio de este viaje. El profesor de la clase de cine nos pidió unirnos en grupo para hacer un cortometraje documental, lo cual me pareció una buena propuesta, pero quería enfrentar el reto de hacer mi trabajo audiovisual de forma independiente, porque quería contar una historia reflexiva, como autoretrato de mi propia lucha; entre resbalones, caídas, depresiones, momentos de odio, alegría y todo lo que experimenta un ser humano en el trayecto a cumplir sus sueños.
No era mi clase formal, no alcancé cupo en mi aula y en la jornada donde me tocó, solo conocía a Danny. Igual sostenía la idea de la independencia formativa.
Luego se unieron a la clase Xavier y Marcos.
Para junio aproximadamente, ya se comenzó a indagar en posibles historias por contar, con ejercicios de autoconocimiento y exploración del propio ser, de los cuales, en una de las clases surgieron ideas fenomenales de parte de todos los compañeros, de hecho, esa clase la recordaremos entre risas y llantos.
Ya para Julio había que empezar a presentar avances del proyecto. Avances como: modalidad a trabajar, temática, historia, narrativa y la primer búsqueda del material de archivo que se tenía, según la decisión del tipo de trabajo a realizar.
Junto a Xavier y Marcos, hablamos de la propuesta inicial que tenía y presentando la posibilidad de dividir el trabajo en 3 autoretratos, según lo importante para cada uno y desarrollar un hilo conductor.
La primer presentación de todo esto, nos afirmó, que cada quien tenía sus puntos y que nada se enlazaba con nada; no había hilo conductor, no había similitudes, todo estaba dislocado.
Recurrimos a fortalecer las ideas e historias de esa clase en particular que nos había marcado a todos. Nuestras historias de vida y de cómo cada una de esas situaciones nos ayudaba a ser las personas que somos. No había mucho material de archivo y no teníamos ni tiempo, ni energía, ni fondos, para buscar todos los recursos técnicos y hacer un documental que se mantuviera como nuestros trabajos audiovisuales anteriores, sobre todo en mi caso.
A estas alturas de las desiciones, reuniones y análisis del caso, se unió Danny con su historia, que avanzado el tiempo, se encaminó muy bien.
Tomamos la determinación de que haríamos el documental conversando entre nosotros mismos de cosas que nos afectan a diario, que nos han afectado y a las cuales no podemos ser inmunes.
Mostrarnos tal cual somos; sin miedos, sin ataduras, sin cuidarnos y sin mantener una posición de lo que espera la sociedad; ni en lo personal ni en lo profesional, simplemente ser seres humanos, con miedos, dudas, inquietudes, rabia, dolor, angustia, desesperación y tanto de lo que lleva una persona consigo, que por una conducta social o un patrón de vida o de estatus, simplemente se esconde bajo una máscara terrible y nefasta.
A estas alturas, llegaba septiembre y teníamos que entregar el examen en la universidad, después de varios avances y el examen era el documental terminado. La idea estaba clara, pero con muy poco material. Anexamos a nuestras madres a la propuesta, lo cual después de escucharlas, a todos nos llega finalmente, gracias a ellas y sus relatos la iluminación.
La nueva idea empezó a tomar forma, ellas serían uno de los ejes más importantes de esta narrativa, el hilo conductor. Y nuestras conversaciones y la voz en off analítica, que fuera envolviendo al espectador.
Presentamos nuestro examen en la versión corta, al momento no sabemos cuánto nos calificaron, sabemos que no fue un buen examen, pero no sabemos cuánto nos calificaron, igual ahora no nos importa mucho.
Pero había bastante material, las madres hablaron lo suficiente, como para construir una historia por cada una, pero queríamos un documental con un máximo de 60 minutos. Entonces vino la propuesta de que cada quien reafirmaría su secuencia, con su madre como protagonista o personaje secundario y según su narrativa, ir armando la historia. En teoría en ello debíamos tener de 30 a 40 minutos de documental y el hilo conductor de un aproximado de 20 minutos, que fuera separando y a la vez siendo puente de cada historia.
Necesitábamos más conversaciones y estructuramos la del patio donde cantan los gallos, hicimos un grupo focal en noviembre de 2019, para ver cómo otros colegas entre: documentalistas, estudiantes de cine, cineastas y cinéfilos percibían el trabajo. Nos dieron sus críticas constructivas y de ellos surgieron nuevas ideas, como el viaje a la playa, grabar el proceso y terminar con este momento de despedida, dónde el abrazo fraterno era nuestra conexión energética.
Se grabó en enero de 2020, regresando de Miami, ya que había decidido pasar con mi familia diciembre y parte de enero. Aproveché y grabé escenas que sentía necesitaba, por ejemplo la de mi amiga Karin en Miami Beach, que me pareció importante y de ahí salió un proyecto, del cual (por cierto) pronto hablaremos. Esa conversación nos dejó mucho.
Sin miedo, desde nuestras motivaciones y sueños, con los elementos a la mano sin preocuparnos de tener los mejores o peores celulares, sin un director de fotografía y sin un sonidista (básico en toda obra cinematográfica) porque no había presupuesto para pagarle a nadie, decidimos presentar esta historia, para demostrar que el cine se puede hacer desde muchos caminos, que no tienes que esperar a la ocasión perfecta, que si esperábamos a tener un guion y llevarlo a fondos concursables, se perdería la magia de lo libre y espontáneo, de que somos humanos expuestos a la sociedad, a la crítica y a todo lo que uno se enfrenta, al entregar trabajos con estas características, en una sociedad, donde Hollywood domina y algo que no se parezca a ese cine es mal visto.
Eso es EN EL CAMINO, parte de nuestra historia, tan imperfecto como la vida misma, pero una historia real. NO te asustes, no busques la perfección, no compares; disfruta del viaje, solo eso.
- Jhonny Obando